Introducción:

Agilidad: ¿frameworks o metodologías? Cada vez son más las empresas que están apostando por un nuevo enfoque en la gestión de proyectos basado en el concepto de “Agilidad”. A grandes rasgos podemos describir “Agilidad”; como la habilidad para anticiparse y responder a los cambios que exige el mercado mediante la transformación de la forma de trabajar de cada área; bajo el enfoque de la entrega temprana y constante de valor para el cliente. Como consecuencia, las organizaciones pueden trabajar de manera más efectiva e incluso pueden eliminar actividades o procesos que bajo la óptica de esta ideología “no generan valor”. 

Es muy común escuchar a la gente pronunciar el término “metodologías ágiles” cuando buscan referirse a los marcos de trabajo (frameworks) desarrollados bajo el paraguas que la Agilidad ofrece.

Pero, ¿en realidad Agilidad aporta metodologías? Su alcance es mucho mayor que simplemente eso.

¿Qué es la Agilidad?

En este sentido, es muy importante aclarar que la “Agilidad”, es una combinación de principios, creencias, y forma de pensar para responder al cambio en ambientes de incertidumbre; siendo capaces de adaptarse al mismo tiempo que se avanza, siempre con el enfoque de entrega de valor constante. 

En la actualidad, las fuerzas de mercado han demostrado que es más importante adaptarse al cambio que seguir un plan; colaborar con el cliente que apegarse a un contrato, valorar a las personas sobre los procesos y a entregar productos funcionales en lugar de documentación en exceso.  Los cuatro planteamientos anteriores constituyen los 4 valores de Agilidad, definidos por 12 principios que se manifiestan en un ilimitado número de prácticas. 

La agrupación de prácticas resultantes de los valores y principios ágiles constituye los Frameworks o marcos de trabajo, que continuamente son confundidos por metodologías. Estos ofrecen una serie de pautas, roles, artefactos y ceremonias para usarse como una guía.

Diferencia con Metodología

En cambio, una metodología es un conjunto de procedimientos que se realizan en orden para obtener un objetivo (diseñado y controlado por un departamento centralizado y no por los equipos de trabajo). No existe la flexibilidad, no existe la adaptación al cambio, más bien se trata de seguir una serie de pasos previamente definidos. En suma, un marco de trabajo te obliga a pensar y a definir tu manera de trabajar, mientras que una metodología te exige ejecutar procedimientos y cumplir con tareas y actividades designadas sin cuestionamientos ni margen de maniobra.

En mi punto de vista, la gran aportación de la “Agilidad” en la gestión de proyectos es el cambio en la mentalidad, y por ende del cambio cultural al interior de las organizaciones. Es la adopción y aplicación de valores y principios en el quehacer diario lo que diferencia el marco de trabajo a la metodología. Si bien existen marcos de trabajo ágiles que establecen una serie de pasos o técnicas para realizarse en secuencia (por lo que comúnmente suelen confundirse con una metodología); implementarlas como cascada deriva en resultados pobres.

Conclusión:

El éxito de la implementación se basa en siempre tener presente los valores y principios de la mentalidad ágil; que nos permitan impulsar la autonomía de los equipos no solo para decidir cómo gestionar el trabajo, sino también para definir y mejorar continuamente sus procesos y prácticas.

Si la implementación de un marco de trabajo ágil se realiza simple y llanamente como una metodología producirá resultados pobres y efectos adversos como falta de implicación en los equipos y la saturación de estos.

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Es de suma importancia identificar las diferencias entre FRAMEWORKS O METODOLOGÍAS para saber como gestionar el trabajo dentro del proyecto.

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