El final del año y el regreso al trabajo después de las festividades son momentos cruciales para la alta dirección empresarial y los líderes de proyectos. Evitar errores comunes de la alta dirección en esta transición es clave, no sólo porque ayuda a establecer un tono positivo y exitoso para el próximo año, sino porque asegura que cada decisión nueva esté alineada con los objetivos y la misión de la organización.
Aquí te presentamos algunos errores habituales y cómo evitarlos:
Falta de reflexión estratégica
No revisar ni ajustar la estrategia antes del nuevo año, incluso cuando se confía en procesos y prácticas que han funcionado en los últimos meses o años, es un error estratégico.
Solución: Realizar una revisión estratégica detallada, identificando áreas de mejora y ajustando el rumbo según los cambios del entorno empresarial.
Dar por sentado el trabajo del equipo
No reconocer los logros del equipo puede generar confusión y descontento. La primera es un obstáculo procedimental y el segundo un problema de moral.
Solución: Organizar eventos de reconocimiento, expresar gratitud y establecer metas motivadoras para el próximo año.
Postergar la planificación anual
Es parte de los errores comunes dejar la planificación para los últimos días del año o para después del regreso pone en riesgo los objetivos y la misión de la empresa.
Solución: Iniciar la planificación estratégica mucho antes del cierre, para permitir una transición sin interrupciones y que su ejecución sufra un mínimo de contratiempos.
Ignorar el cierre ordenado de proyectos
Dejar proyectos abiertos que estaban programados para concluirse, o llevarlos a término de manera inadecuada es una receta para un inicio accidentado y pérdidas no calculadas.
Solución: Garantizar un cierre ordenado, documentando lecciones aprendidas y asegurando la transferencia de conocimientos.
No priorizar el bienestar del equipo
Uno de los errores comunes es Ignorar las necesidades de descanso y bienestar del equipo en aras de cumplir objetivos o cubrir ausencias no es una apuesta sabia.
Solución: Proporcionar tiempo para recargar energías, fomentando un retorno al trabajo más productivo. Como esas políticas suelen ser difícilmente respetadas sin la suficiente difusión y evaluación, le toca a los niveles más altos del liderazgo instrumentar el cuidado del talento de manera cercana.
No aprender de los fracasos
No analizar los procesos o resultados desfavorables del año que ha pasado impide la mejora continua.
Solución: Fomentar una adecuada cultura y gestión de cambio, en la que los fracasos y errores significan oportunidades de aprendizaje, promoviendo la mejora continua.
Evitar estos errores y seguir estas sugerencias puede marcar la diferencia entre un comienzo de año tumultuoso y un arranque suave y exitoso. La planificación cuidadosa y la atención a los detalles son esenciales para establecer las bases para un año próspero.