Transformación Cultural
Transformación Cultural
La cultura es el conjunto de creencias y normas compartidas por los miembros de una organización. Influye en su actitud y comportamiento y en consecuencia, incide también en los resultados obtenidos.
Por lo tanto, la Cultura Organizacional puede ser el mejor aliado o el peor enemigo para implementar las estrategias de negocio.
Las empresas son como organismos vivos en los que las partes están interrelacionadas entre sí. Por un lado, tenemos a la ESTRUCTURA ORGANIZACIONAL, compuesta por elementos como la historia de la compañía, sus procesos, la organización jerárquica, la sistematización (TI), las políticas, los estilos de liderazgo, la evaluación del desempeño, etc.
Esta estructura impacta la CULTURA ORGANIZACIONAL, la cual, como decíamos, incluye elementos como creencias (mitos, leyendas, tabués) y los valores de la empresa; las normas o códigos de conducta y hasta las reglas no escritas. Asimismo da forma a los ritos y tradiciones institucionales.
El ambiente, la cultura, el sistema organizacional influyen en (y a su vez son influidos por) el SISTEMA INDIVIDUAL, es decir, en la personalidad, los valores, intereses y las competencias de cada colaborador, como pueden ser sus conocimientos, habilidades y actitudes.
Todo esto tiene una manifestación exterior: el COMPORTAMIENTO ORGANIZACIONAL, el cual puede detectarse en la forma en la que se ejecuta el trabajo, en cómo son las interacciones entre los individuos y departamentos, en la manera en que fluye la comunicación y se toman las decisiones y hasta en cómo se coordinan las personas.
Una transformación cultural positiva en la Cultura en nuestra empresa incrementará la productividad, eficiencia, rentabilidad, efectividad y la calidad de nuestros productos o servicios.
¿Cómo lograr dicho cambio?
Para lograr una transformación cultural en nuestra organización debemos focalizarnos en nuestros objetivos de negocio y con base en ello defirnir qué tipo de cultura ayudará a conseguirlos. Hay que entender a la organización, debemos tener claro el cómo estamos, qué factores lo provocan y lo que debemos cambiar. Luego diseñar la cultura deseada tomando en cuenta los valores que guiarán las conductas de todos y definiendo los comportamientos que nos interesa promover.
Se diseñará una Estrategia que debe ser ejecutada y sostenida. Para ello habremos de preguntarnos: ¿cómo implementar los cambios y generar la nueva cultura? Y luego desarrollar un plan de actividades, mismo que deberá contemplar la alineación de patrocinadores, la difusión de lo que se desea conseguir, la sensibilización de todos los involucrados, alineación de los mecanismos organizacionales y la capacitación.
No se debe olvidar que una comunicación oportuna y abierta en ambos sentidos es un elemento esencial en cualquier proceso de cambio.
Después, por supuesto, habrá que evaluar la evolución: ver el grado de avance, si los comportamientos que buscamos se están logrando o no, si los valores se están asimilando.
Por último es importante recalcar que, para lograr un cambio real, no se puede bajar la guardia. Las acciones tendrán que ser permanentes y evolutivas, siempre en pos de la mejora continua.